Esta anémona se fija sobre sustratos rocosos desde el intermareal hasta varios metros de profundidad, tanto en zonas iluminadas como sombreadas. Es fácilmente reconocible por sus tentáculos largos y delgados, de color verde fluorescente con puntas violetas, atribuibles a la presencia de zooxantelas simbióticas que le proporcionan energía mediante fotosíntesis. En profundidades mayores, donde las zooxantelas están ausentes, sus tentáculos adoptan tonos grisáceos. Las puntas de los tentáculos suelen ser violetas o rosadas. Presenta un cuerpo cilíndrico que puede ser blanco, amarillento, verde o rojizo. Puede confundirse con Anemonia sulcata, aunque esta última carece del brillo verdoso característico. A diferencia de muchas anémonas, rara vez se retrae completamente, manteniendo los tentáculos extendidos incluso en marea baja. Como curiosidad, puede formar densas agregaciones clonales mediante fisión longitudinal, contribuyendo a su éxito ecológico y amplio rango de distribución en el Mediterráneo y Atlántico oriental.