Introducción a los corales

¿Qué son los corales?

Los corales pertenecen al filo Cnidaria, un grupo diverso de invertebrados marinos que incluye más de 11.000 especies, de las cuales aproximadamente 7.500 son del subfilo Anthozoa, el más numeroso dentro del filo. Los antozoos engloban corales, gorgonias y otros organismos afines, y se caracterizan por presentar exclusivamente fase de pólipo a lo largo de su ciclo vital. 

Se pueden agrupar en dos grandes clases: Hexacorallia, con seis tentáculos o múltiplos de seis, que agrupa a las actinias (Actiniaria), antipatarios o corales negros (Antipatharia), ceriantarios (Ceriantharia), coralimorfos (Corallimorpharia), corales pétreos (Scleractinia) y zoantários (Zoantharia); y Octocorallia, con ocho tentáculos pinnados y ocho mesenterios internos, que incluye a corales blandos, gorgonias y plumas de mar (Malacalcyonacea, Scleralcyonacea).

Características morfológicas

Los pólipos de coral constan de tres capas básicas de tejido: una epidermis externa, una capa intermedia (mesoglea) y una capa interna de células que recubre la cavidad gastrovascular (para la digestión). Asimismo, comparten dos características estructurales básicas con otros miembros de su filo: la cavidad gastrovascular que actúa como sistema digestivo y de intercambio, y un círculo de tentáculos dotados de cnidocitos, células exclusivas de los cnidarios que contienen nematocistos capaces de liberar toxinas, empleadas para la captura de presas, la defensa contra depredadores y la competición por el sustrato. 

Corales de profundidad

También existen corales que, aunque no forman los conocidos arrecifes someros, tienen un papel estructural fundamental en los hábitats marinos, sobre todo en profundidad: los octocorales. Este grupo no forma esqueleto rígido, pero sus colonias tridimensionales (como las gorgonias) proporcionan sustrato y refugio a una gran diversidad de organismos, desempeñando unas funciones ecosistémicas equiparables al de los corales escleractinios. Aproximadamente el 65% de las especies coralinas se encuentran en aguas profundas a más de 50 metros. 

Por lo tanto, los corales no son exclusivos de aguas someras, lo cual es una creencia extendida, sino que son principalmente habitantes de aguas frías y profundas con más especies que en los arrecifes tropicales.

Asimismo, aunque la mayoría de especies conocidas contienen zooxantelas y habitan aguas someras, las especies azooxanteladas están ampliamente distribuidas desde aguas someras a profundas. Un ejemplo de esta clase de antozoos son las especies Leptogorgia ruberrima y L. viminalis, representativas de los fondos profundos de Canarias.

Leptogorgia ruberrima. Foto: Mª Carmen Hoyos Rodríguez

El holobionte coralino

Por otro lado, los corales también establecen gran cantidad de interacciones simbióticas con diversos organismos como los hongos, bacterias, metazoos y protistas, además de las algas. Estas asociaciones crean el llamado holobionte coralino, una unidad funcional cuya estabilidad es clave para la regulación de procesos como el reciclaje de nutrientes, la defensa frente a patógenos y depredadores, la salud, la resistencia y la adaptación de los corales frente a perturbaciones ambientales.

Corales en Canarias

El Archipiélago Canario, en la región subtropical del Atlántico oriental, constituye un enclave biogeográfico singular por su origen volcánico, su posición entre dos regiones zoogeográficas (Mediterráneo-Mauritano y Macaronésica) y su exposición a corrientes oceánicas frías y cálidas que modelan una elevada diversidad marina. Los fondos marinos canarios presentan una compleja configuración que incluye acantilados sumergidos, cañones, plataformas rocosas y taludes sedimentarios, lo cual genera hábitats bentónicos altamente estructurados de profundidad. Estas condiciones favorecen la presencia de comunidades coralinas diversas, particularmente en la franja infralitoral profunda y en ambientes mesofóticos. 

En el archipiélago, ejemplos como Antipathella wollastoni, por debajo los 40 metros de profundidad y fondos rocosos abiertos llega a formar poblaciones muy extensas, los conocidos bosques de coral negro. Además, hay otras especies más someras como Madracis asperula que son características de zonas infralitorales de Canarias, en este caso de gran importancia ecológica, que desarrolla sus poblaciones más extensas en zonas batidas o con cierto hidrodinamismo y, curiosamente, puede albergar o no zooxantelas según la colonia. 

Antipathella wollastoni. Foto: Xavi Alonso Bonfill